domingo, 27 de mayo de 2012

Artículo del doctorado


UNIVERSIDAD NORBERT WIENER

        UNIDAD DE POST GRADO

  DOCTORADO EN CRIMINALSTICA

  

INFORME DE CUARTA LECCION

TRABAJO INDIVIDUAL Nro. 4
 

PUBLICADO EN MI BLOG:

GESTIÓN DE SISTEMAS DE CALIDAD EN EL LABORATORIO CRIMINALISTICO DE ANÁLISIS CLÍNICOS

                                         Curso:

                                         GESTION DE CALIDAD DEL PERITAJE CRIMINALÍSTICO

                

                 Docente:

Dr. PABLO RODRÍGUEZ REGALADO

                

                 Alumno:

                                                                VÁSQUEZ PORRAS, HERNÁN JESÚS



Mayo, 2012

Huancayo – Perú



1.     Importancia y trascendencia del tema.



GESTIÓN DE SISTEMAS DE CALIDAD EN EL LABORATORIO CRIMINALISTICO DE ANÁLISIS CLÍNICOS



La motivación de la calidad: “La búsqueda y el afán de perfección ha sido una de las constantes del hombre a través de la historia y la calidad una de sus manifestaciones o elementos configuradores”

Aunque el tema de la calidad en el laboratorio clínico no ha dejado nunca de ser importante, en el momento actual goza de un interés inusitado. Posiblemente se deba a dos razones.

1)      El progreso de la ciencia y de la tecnología han originado avances sorprendentes en el campo de las ciencias de la salud. La educación y los medios de comunicación han cambiado la actitud de los pacientes modificando sus exigencias acerca de la calidad de los servicios sanitarios.

2)      La tendencia mundial a normar los procedimientos y contar con un diploma de calidad otorgado por el sistema ISO, por lo que se hace necesaria una aceptación de las actividades de nuestros laboratorios para establecer un clima de confianza y de reconocimiento mutuo.



La necesidad de una gestión de la calidad en los laboratorios clínicos se ha ido produciendo al compás del avance de la tecnología y de la evolución del concepto de calidad en la sociedad. Los cambios van surgiendo desde la utilización de métodos manuales, complejos, laboriosos y poco fiables, a metodologías totalmente automatizadas e incluso robotizadas, con laboratorios informatizados y con sistemas de información que permiten obtener resultados de alta fiabilidad en un periodo de tiempo corto. Por otro lado, el concepto de calidad ha evolucionado desde la idea del deseo de hacer las cosas bien, hacia la calidad como una importante meta del laboratorio clínico que debe cubrir las necesidades de sus usuarios.

Los laboratorios clínicos surgen hace más de 200 años en Inglaterra, Francia y países sajones con la creación de laboratorios en los hospitales cuya función principal era la ayuda al diagnóstico de los enfermos. Pronto, el farmacéutico adquiere un papel de protagonista en ellos. En 1803, en Halle (Alemania), Johann Christian Reil sugirió que en los hospitales se debían instalar pequeños laboratorios, donde el boticario analizara las excreciones, la orina y las “descargas” de los enfermos, con objeto de investigar la naturaleza de las enfermedades. Surgió así en la Schola Clinica de Halle un “departamento de investigación químico-clínica”, para el que se nombró como director a un farmacéutico. Las pruebas se realizaban a la cabecera del enfermo, eran sencillas y necesitaban pocos instrumentos. Basta citar como ejemplo, la prueba de Bright para determinar albúmina en orina que solo requería emplear una cuchara y una vela.

El desarrollo del análisis químico y de la química orgánica producido en el siglo XIX propició la introducción de más metodologías para analizar la composición de los fluidos biológicos con fines diagnósticos. La instrumentación disponible era material de vidrio, lámparas, baños, balanzas, aparatos de destilación, microscopios, hornos, etc. El espécimen preferido era la orina debido a su fácil obtención y a su disponibilidad en cantidades elevadas. También se aprovechaba la sangre obtenida en las sangrías terapéuticas, ya que se requerían volúmenes elevados de la misma para realizar las pruebas diagnósticas. Se utilizaban reactivos químicos sencillos, produciéndose, en general, un cambio de color que se valoraba visualmente. El colorímetro, introducido por Duboscq a mediados del siglo XIX, constituyó un instrumento de gran utilidad en el desarrollo de métodos de análisis cuantitativo. Las primeras medidas potenciométricas del pH sanguíneo se realizaron con un electrodo de hidrógeno en 1897. Los conocimientos de fisiología y patología humana en esta época se encontraban bastante menos desarrollados que los de química analítica, por lo que la interpretación de los resultados era, con frecuencia, difícil.

A partir de 1940, surgió un importante avance de los laboratorios analitico-clínicos, debido a un conjunto de factores:

- Se desarrolló la enzimología.

- Se comenzaron a describir los primeros métodos de análisis clínicos que se publicaron en revistas especializadas de reciente aparición entre las que destaca Clinical Chemistry.

- Se fundaron las primeras asociaciones de profesionales expertos en el laboratorio clínico.

- Se siguieron produciendo grandes avances en las técnicas instrumentales. Métodos de separación como la cromatografía, la ultracentrifugación y la electroforesis; y métodos ópticos como la fotometría de llama, la refractometría y la fluorimetría, encontraron pronto aplicación en los laboratorios clínicos.

- Se difundieron métodos por las asociaciones profesionales determinándose los errores inherentes a los mismos y se establecieron los límites de error máximos admisibles.

Todo esto dio lugar a que se organizase el trabajo por un director del laboratorio y el objetivo fuese obtener muchos resultados analíticos. Los laboratorios comienzan a ser más competitivos pero también se aprecia un descenso de la calidad, quizás por apatía , descuido, y mala coordinación entre las distintas secciones. Surgió, por tanto, la necesidad de coordinar los objetivos y mejorar los resultados y en consecuencia, de controlar la calidad.

Fue así como en 1945, un grupo de profesionales del laboratorio clínico de Filadelfia que se reunían cada mes para intercambiar cuestiones de su especialidad, decidieron distribuir especímenes de suero entre ellos y comparar los datos obtenidos en cada laboratorio. Los resultados fueron tan sorprendentes que decidieron enviar muestras a todos los laboratorios de Pensilvania para que los analizaran y devolvieran los datos de forma anónima. Se publicaron los primeros estudios y a la vista del interés de los mismos se decidió fundar el Colegio de Biopatólogos de Estados Unidos que organizó desde entonces el primer servicio de Evaluación Externa de Calidad.

En 1950, Levy y Jennings aplicaron por primera vez en los procedimientos analíticos de los laboratorios clínicos, las gráficas de control que Shewhart había utilizado en la industria. Son las gráficas de control de calidad que hoy día siguen vigentes y que permiten conocer si los resultados obtenidos presentan el nivel de fiabilidad previamente establecido.

La electroforesis fue una de las técnicas que más desarrollo tuvo desde que Tiselius, Premio Nobel en 1939, diseñase un instrumento de electroforesis de zona que permitía la separación y cuantificación de las proteínas de fluidos biológicos. Con la posterior introducción del acetato de celulosa por Kohn, se mejoró mucho la resolución y se disminuyó el tiempo de análisis, lo cual dio lugar a que esta técnica adquiriera una importancia relevante en los laboratorios clínicos.

También a mediados de los años 50, Yalow y Berson con la finalidad de estudiar el metabolismo de la insulina, introdujeron un nuevo método en el laboratorio clínico: el radioinmunoanálisis. Más significativo que la utilización de isótopos emisores de rayos gamma fue la introducción de los anticuerpos como herramienta analítica. El método desarrollado por estos investigadores permitió determinar concentraciones de insulina con una sensibilidad 1000 veces superior a la de los métodos existentes entonces.

Otra innovación de los años 50 fue la introducción de la metodología “kit” en la que todos los reactivos necesarios para un ensayo analítico se comercializan empaquetados, listos para su uso y con instrucciones del procedimiento a seguir.

Por otra parte, en 1957, Leonard Skeggs publicó en la revista American Journal of Clinical Pathology un trabajo titulado “un método automatizado de análisis colorimétrico” que representó el comienzo de la era de la automatización. Skeggs describía en este trabajo el ensamblaje de varios módulos con tareas específicas, lo que constituyó un sistema analítico de flujo contínuo, para la determinación de urea en suero. Un año después se comercializaba el primer analizador automático monocanal, cuyo precio era entonces de 3500 dólares. Su difusión, sin embargo, no fue importante hasta la década de los años 80 en la que la automatización supuso un cambio profundo de los laboratorios clínicos.

En nuestro país, los laboratorios clínicos surgieron en el ámbito de diversas Cátedras, Departamentos, Institutos o Escuelas de las Facultades de Farmacia y luego también de Medicina.

En el desarrollo y consolidación de los laboratorios clínicos en los últimos treinta años se pueden considerar cuatro etapas:

 La primera etapa comprende la década de los setenta y se caracteriza por la creación, dentro de las instituciones sanitarias, de laboratorios con independencia física y organizativa, y dotados de espacio, personal y material propios. Surge así la necesidad de más profesionales con conocimientos en análisis clínicos, se crean las primeras plazas de esta especialidad en el IPSS (Hoy Essalud) y comienzan a abrirse numerosos laboratorios privados, dirigidos, en su mayoría, por licenciados en Farmacia. Se convierte esta especialidad en una de las salidas profesionales más atractivas.

La segunda etapa del desarrollo del laboratorio clínico que comprende la década de los ochenta, se caracteriza por la aparición y posterior consolidación de los sistemas automatizados y sigue marcando un avance importante de las técnicas instrumentales. Se utilizan ya instrumentos automatizados para casi todas las determinaciones, capaces de analizar varios parámetros simultáneamente en una muestra de suero, plasma u orina. El material de vidrio casi no tiene utilidad en el laboratorio, siempre se utilizan pipetas automáticas y frascos dosificadores. La automatización, permitió al laboratorio, no solo atender al número cada vez mayor de solicitudes que recibía, sino controlar mejor todas las etapas analíticas, obtener alta precisión, procesar muchas muestras en poco tiempo y utilizar bajos volúmenes de muestras y reactivos. El incremento de la demanda de determinaciones, así como el crecimiento de la industria química, llevó a muchas compañías a producir kits de reactivos para un gran número de procedimientos. Se estandarizaron así de alguna manera, los métodos, con lo que se consiguió una cierta comparación entre laboratorios.

La automatización del laboratorio, con la combinación de productividad y calidad, pasó a ser una herramienta indispensable. A finales de los años 70, un laboratorio clínico de un hospital generaba aproximadamente 10.000 resultados por técnico y año. 25 años después, al comienzo del siglo 21, el mismo laboratorio genera 100.000 resultados por técnico y año, con un número de métodos superior, tanto automatizados como manuales.

La tercera etapa del desarrollo de los laboratorios clínicos, que comprende la década de los noventa, viene marcada por la aparición de los autoanalizadores de inmunoanálisis, el inicio de la robótica, la introducción en la rutina del laboratorio clínico de técnicas de Biología Molecular y los sistemas de información del laboratorio. Se impulsan también los análisis en la cabecera del paciente, los cuales se han hecho imprescindibles en muchas urgencias y situaciones de cuidados intensivos.

El número de parámetros determinados en la cabecera del paciente se incrementa continuamente. En muchos casos este aumento se debe únicamente a la propia conveniencia del paciente para no tener que desplazarse.

En la última década se han introducido numerosas técnicas y métodos analíticos para el diagnóstico. El conjunto de parámetros que se pueden solicitar en un laboratorio rutinario ha incrementado mucho debido a la investigación sobre la patogénesis fundamental de las enfermedades, y al desarrollo de las propias metodologías. La innovación en este campo se puede observar, por ejemplo, en el premio Nobel de 1984 concedido a Koehler y Milstein por su obtención de los anticuerpos monoclonales y en el concedido en 1993 a Karry Mullis por la introducción de las técnicas de amplificación de ácidos nucleicos. Sin estas investigaciones, muchos inmunoanálisis y métodos de genética molecular hubieran sido, imposibles de desarrollar.

Los microchips que incorporan oligonucleótidos, comienzan a tener el mismo impacto en el laboratorio clínico que el que tuvieron en su momento los circuitos integrados en las ciencias físicas, y por razones parecidas: Son capaces de realizar múltiples procesos en paralelo con muy poca materia prima y en un tiempo razonable. Estos análisis y ensayos moleculares están generando nuevas expectativas. Sobre una base puramente técnica ya se pueden llevar a cabo en el laboratorio, pero faltan investigaciones para conocer las verdaderas aplicaciones clínicas.

La cuarta etapa de desarrollo de los laboratorios está comenzando con los desafíos impuestos al laboratorio clínico en los primeros años del Siglo XXI, con la tendencia a la reagrupación de todas las especialidades en una sola especialidad de Análisis Clínicos y con la implantación de laboratorios totalmente automatizados en los que se conectan varios analizadores a un sistema de transporte de muestras. En ellos se realizan las determinaciones analíticas de todas las especialidades, con excepción de la microbiología y parasitología. Estos laboratorios centralizados a su vez se encuentran en conexión con unidades en las que se hacen determinaciones puntuales, bien a la cabecera del paciente o bien en la propia consulta del médico. Uno de los objetivos más importantes es precisamente gestionar la calidad de estas determinaciones descentralizadas. En nuestro país, la mayoría de los hospitales presentan laboratorios de especialidades, descentralizados, con ubicaciones independientes y autonomía de gestión.

También esta etapa, se puede considerar la etapa de la gestión. Ante la constante presión para la moderación de los costos, la creciente demanda asistencial y la exigencia de calidad en las instituciones sanitarias aparecen nuevos modelos de organización. Se trata de realizar una gestión de los recursos (técnicos, económicos y humanos) y una gestión de la calidad.

Como ya se ha indicado, prácticamente desde los años 50, el laboratorio clínico lleva controlando, la calidad de su fase analítica a través del control de calidad interno y externo. Más recientemente, en los últimos 10 ó 15 años se ha hecho necesario introducir otros indicadores de calidad, ya que se comprueba que las necesidades de los usuarios van más allá de un simple control de calidad. Nos referimos aquí a la calidad definida según ISO (ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DE NORMALIZACIÓN, 1994) como: “Aptitud de un producto, proceso, sistema, servicio o persona para satisfacer las necesidades explícitas o implícitas de un cliente”.

El concepto de calidad implica que un producto o servicio debe ser adecuado para el uso en todos sus aspectos. Esto sitúa al médico en la responsabilidad de realizar la solicitud correcta, porque es difícil argumentar que un laboratorio ha fracasado en la utilidad clínica de los datos proporcionados, si ha cumplido fielmente con una solicitud que, en origen, es incorrecta o incompleta. En esencia, la calidad se debe definir como:

·         Satisfacción del clínico y del paciente.

·         Adecuación al uso.



Para cumplir este último factor, el laboratorio informa a través del catálogo de prestaciones, documento básico donde se indican los parámetros que determina y que ofrece información referente por ejemplo a la técnica y método analítico utilizado, los plazos de entrega de los resultados y la utilidad médica de los mismos.

En general, se necesita un cambio de actitud. Los profesionales de las ciencias de la salud han asumido que por estar cualificados para la atención sanitaria saben qué es lo más conveniente para los pacientes. Pero la orientación dirigida al usuario del laboratorio reconoce como premisa que sus preocupaciones y preferencias también son válidas e importantes. Se establece así la diferencia entre la gestión tradicional y la gestión de la calidad.

Los laboratorios de Análisis Clínicos juegan un papel esencial en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades, y por ello los métodos aplicados en los mismos deben ser exactos, precisos, específicos y comparables con los de otros laboratorios. Se debe seguir una política de garantía de la calidad en todas las actividades técnicas, metodológicas y de gestión. Esto supone asegurar la calidad de cada una de las etapas del procedimiento analítico, desde la preparación del paciente para la toma de muestra hasta la realización del informe de resultados, y además asegurar que las actividades de Control de Calidad se llevan a cabo adecuada y eficazmente.

Así pues, se hace cada vez más necesario, cambiar el sistema de gestión y se ha de introducir el concepto de Gestión de Calidad para que se coordinen adecuadamente todos los recursos del laboratorio.



DATOS APORTADOS POR LA OMS SOBRE LOS LABORATORIOS CLINICOS DE LOS PAISES EN VIAS DE DESARROLLO

                                I.            Más del 90% de los laboratorios no conocen los principios de control y garantía de calidad.

                              II.            El 90% de la tecnología médica es importada.

                            III.            Más del 60% de los equipos del laboratorio son anticuados o funcionan mal.

                            IV.            Solo se determinan el 5% de los indicadores o parámetros disponibles para el diagnóstico de las enfermedades.

                              V.            Los servicios médicos no utilizan habitualmente el laboratorio con fines diagnósticos

                            VI.            Los técnicos de los laboratorios presentan escasa formación y calificación.



Ante estos datos, es lógico que la visión de la calidad en los laboratorios de análisis clínicos de países en vías de desarrollo tenga un enfoque muy diferente A LA DE LOS PAÍSES DESARROLLADOS. La OMS define la calidad en atención sanitaria como “la realización de actividades que sean accesibles económicamente a la población y que sean capaces de producir un impacto positivo en la mortalidad, morbilidad, discapacidad y malnutrición”





2.     Aporte criminalístico al marco teórico actual.

El laboratorio clínico según la percepción actual de la mayoría de los profesionales de la salud solamente sirve para clínica o sea trabajar con vivos y que su utilidad forense es muy escasa. Craso error por que desde mi desempeño profesional como Tecnólogo Médico del Instituto de Medicina Legal, Huancayo. Puedo  dar una lista de pruebas de laboratorio con utilidad forense: Ej

a.      Determinación de electrolitos para determinar la data post morten

b.      Diferencia entre lesiones pre y post morten haciendo uso de la inmunohistoquímica

c.       Hematología forense

d.      Bioterrorismo

e.      Microbiología forense

f.        Etc.



3.     Ilustración objetiva con casos de la realidad.

a.     El análisis microbiológico permite completar el estudio anatomopatológico determinando los agentes causales del proceso infeccioso y/o la causa de muerte.




b.     Miocarditis: Es una enfermedad inflamatoria del miocardio asociada con disfunción cardiaca. Es la causa más común de fallo cardiaco en niños y adolescentes y se considera como un importante factor predisponente de cardiomiopatía dilatada